Primavera, ciencia y amor
El próximo domingo, exactamente a las 5.30 horas, daremos el salto a la primavera. Puede que te coja durmiendo o, mejor incluso, de fiesta, pero fuera como fuese notarás sus efectos. La antesala del verano tendrá una duración de 92 días y 18 horas, tiempo suficiente para desperezarnos del letargo invernal y coger el ritmo de la época estival.
La primavera en Santiago de Compostela es una revolución de colores, olores, sensaciones, etc., que la ciencia ha estudiado con el objetivo aportar una explicación sólida a las consecuencias que tiene sobre nosotros el cambio hacia esta estación. Clarificando el dicho popular de: la primavera la sangre altera.
En el nuevo período en el que estamos a punto de entrar, experimentaremos lo que se conoce como una revolución bioquímica. La oxitocina, hormona de amor, y dopamina, hormona del placer, aumentan sus niveles a causa del Sol afectando a nuestro comportamiento.
La oxitocina tiene un papel importante como neurotransmisor, participando en las conexiones entre neuronas que hacen funcionar a nuestro cerebro y determinan qué hacemos, pensamos y sentimos. Esta molécula está vinculada con la confianza, el altruismo, la generosidad, la formación de vínculos, los comportamientos de cuidado, la empatía o la compasión. Pero además de esto, influyen en el práctica maternal y sexual.
Por otro lado, la dopamina es otro neurotransmisor y está implicado en muchísimos procesos como el control de los movimientos voluntarios, la memoria o el procesamiento emocional. La liberación de esta hormona nos hace sentir enérgicos, motivados y con ganas de asumir nuevos riesgos.
Es por eso que, con el aumento de estos estímulos, estamos más susceptibles al amor. Ahora ya conoces la explicación científica de por qué nuestras manifestaciones frente a la vida son más intensas en primavera.